viernes, 18 de junio de 2010

Por el cerdito Babe...

R.I.P por el cerdito Babe, ¿quién no lo recuerda? Cantando frente a la puerta de madera de la granja y, a continuación, con musiquita de fondo siniestra una escena de la perfecta cena de Navidad.







Ese enternecedor cerdito parlanchín, cercano, tan inocente y lleno de amor. También tenemos al no menos encantador gallo de "Revolución en la granja", tenemos a Nemo y a un buen puñado más de animales animados. ¡Qué ricos todos ellos! Tanto que en la vida real nos los comemos, sí señor. Disney nos ha vendido también a Bambi y al Rey león. Pero no hablo de animales personificados, hablo de animales vivientes, de carne... y hueso, y mente, y sentimientos. Hablo de seres vivos con un grado de inteligencia que, aunque no sea comparable con la de nuestra suprema raza, no puede ser ignorada.


La realidad es ésta, comemos y necesitamos alimentarnos pero... ¿a qué precio? Mejor dicho, ¿somos tan humanos, tan llenos de esa rara mezcla de inteligencia y sentimientos que ningún otro animal siente?, ¿de razón y de ese algo mágico?. Hemos mejorado en muchísimas cosas pero aún nos falta, como en tantas otras. Los cambios no se producen, en su mayoría, de la noche a la mañana, pero parten todos ellos de saber. Incluso para los menos tendenciosos a la empatía, incluso para el amante de la carne, yo os digo... ya no sólo es por eso, es por salud, razón puramente lógica y egoísta para los más escépticos en el tema.Y eso es lo que esta entrada trata de hacer, no una apología sino una opinión, una brevísima reflexión. Porque no se cumple con la evaluación del bienestar, con el protocolo Welfare y porque, señores, está demostrado por ejemplo que la castración que estos animales sufren brutalmente es eso... una barbaridad, una salvajada y algo de lo que toca avergonzarnos a todos, puesto que una vez que lo sabemos debemos actuar. Y es que, a veces, los seres humanos no somos más que los cerdos, esto último es más bien un elogio a la condición porcina.


Porque saber es poder, y porque creemos saber y no sabemos actuando estúpidamente y guiados a ciegas por nuestra comodidad inmediata, por el plato instantáneo, y no es así. Debemos saber limitarnos, debemos reaprender a no explotar, a moderar nuestras acciones porque no somos únicos y sí prenscindibles pese a toda nuestra superioridad y evolución biológica, hay que moverse pero no hacia atrás o en círculos sino observando y opinando. Los animales no son simplemente un objeto más, un medio o una herramienta a la que martirizar en nuestra ansia de "sobrevivir". Se debe respetar -léase admitir- que los animales pueden sufrir y que es injusto que ignoremos -volvamos la vista hacia otro lado, hayamos perdido la iniciativa de cuestionar o de dudar de dónde o cómo se obtiene esa cantidad monstruosa de carne que nos llena estantes a diario-, decía, que "ignoremos" cómo llega la comida a nuestro plato. Yo no digo NO, no comáis carne pero digo NO, no comamos carne que es producto de un campo de concentración masivo, descuidado y de hacinamiento, de un ambiente corrosivo y cadavérico. Digo NO a la expresión de producción en cadena incluso con los animales, digo NO a la manipulación mecánica, fría y de podredumbre.


Para quienes digan que no son más que carne, que no merecen ninguna empatía, tanto no será cuando incluso se baraja que sean, además de carne, proveedores de transplantes de órganos. La ciencia se sirve de los animales, y de los cerdos se aprovecha todo, ¿no es así? Ahora incluso pretenden que comamos menos peces y más cerdo (sé que es simplista pero es un modo de expresar la frustración de cómo se investiga para ello y sin embargo hacemos oídos sordos a las condiciones de crianza de los cerdos). En fin, que hay quienes dicen que es demagógico y peca de subjetivo, ¿y qué es una verdad absoluta? Pienso que este documental no es menos subjetivo que tantos otros, y que, aunque restaras muchas imágenes éstas no dejan de ser un hecho tras la cámara que hay que enfrentar. Lo que dicen es una verdad apoyada con la dureza de las imágenes, pero verdad que se comenta en otros tantos documentos.


A este paso sólo digo que no me extraña que hayan veganos, yo misma voy camino de serlo porque no compensa comer un pedazo de carne con eso que ahora más que intuir y poder "ignorar" sé con certeza. Saber es poder, aunque duela.





Por favor, yo no os empujo sino que abro la puerta, quien se atreva a mirar y sea tan valiente como lo fue Babe de dar el paso, de opinar, de plantearse un mínimo pensamiento en un mínimo espacio temporal, de contraatacar... que lo haga, pues con eso quedaré saciada. Tened en cuenta que denuncio, por encima de todo, los modos. Y no digo más, sino que callo para que penséis y, si alguien me oye, habléis y debatais.

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